Algunos animales también tienen
sentido rítmico de la música
Los
humanos no son los únicos que tienen sentido del ritmo: los bonobos y los
leones marinos también son capaces de marcar el compás, dos excepciones en el
mundo animal que podrían ayudar a comprender mejor cómo evolucionó nuestro
sentido musical en la historia.
"El
hecho de escuchar o de sentir un ritmo musical implica la participación de
numerosas regiones del cerebro y esta capacidad compleja parece ser única para
el hombre y algunas otras especies", explicó Aniruddh Patel, profesor
adjunto de psicología de la Universidad Tuft en Boston, en la conferencia anual
de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS) que tuvo
lugar en Chicago (norte de Estados Unidos) el fin de semana.
Patricia
Gray, profesora de la Universidad de Carolina del Norte (sureste), relató haber
sido sorprendida por un bonobo hace algo más de una década.
Estaba
golpeando mecánicamente una vitrina de un zoo cuando el simio que se encontraba
al otro lado del cristal respondió a su ritmo, afirmó en una conferencia de
prensa.
Intrigada,
ella golpeó más rápidamente y el bonobo la siguió poniéndose incluso de
espaldas para golpear también sobre el cristal, con sus dedos del pie, tras
haber obtenido una golosina.
"Pensé
entonces que debíamos estudiar más de cerca cuestiones muy interesantes",
prosiguió la científica, que continúa desde entonces trabajando con bonobos, un
animal con el que los humanos comparten el 98,7% de su ADN.
"Los
bonobos son extremadamente sensibles a los sonidos", indicó, explicando
haber enseñado a estos animales a marcar el compás en una batería.
Desde
que tuvo lugar este descubrimiento, otras dos especies animales muy diferentes
también han revelado una sorprendente capacidad de sincronizar sus movimientos
de manera real con el ritmo de la música.
Se
trata de cacatúas que bailan al ritmo de Backstreet Boys y de un lobo marino
cuya canción favorita es "Boogie Wonderland", el éxito del grupo de
funk Earth Wind and Fire.
"Todos
los científicos, incluido yo, hemos estado intrigados por la capacidad de las
cacatúas para bailar al ritmo y me di cuenta que nadie había intentado jamás
ver si un animal más allá de un papagayo tenía la misma facultad", explicó
Peter Cook, un investigador de la Universidad de California que descubrió al
lobo marino llamado Ronan.
"Me
decía que instruir a un mamífero a seguir el ritmo de la música debía ser sin
embargo difícil, pero Ronan parece ser un sujeto ideal" para este fin,
añadió.
El
investigador enseñó al lobo marino a balancear su cabeza al ritmo de los
sonidos musicales y el animal también mostró que podía sincronizar sus
movimientos con el ritmo de otros pedazos de música que no había escuchado
antes.
"Visto
el éxito del lobo marino para seguir los nuevos ritmos tras su entrenamiento
inicial, parecería que no le va a resultar muy difícil", prosiguió el
investigador.
Este
ejemplo sugiere que las capacidades musicales humanas podrían tener orígenes
que compartirían con los animales, añadió.
"Los
científicos supusieron durante mucho tiempo que los animales estaban
desprovistos de estas capacidades y los estudios realizados estos últimos años
con nuevos métodos y especies abren nuevas perspectivas", estimó Peter
Cook.
Finalmente
Charles Darwin, el padre de la teoría de la evolución, podría tener razón
cuando afirmaba que todas las criaturas son capaces de percibir y apreciar los
ritmos musicales, una capacidad según él común a todos los animales.
Pero
los perros y otros animales no bailan, revela Edward Large, profesor de
psicología de la Universidad de Connecticut.
Según
él, la clave del sentido musical reside en la manera en que los circuitos
cerebrales se coordinan al sincronizar los ritmos y cómo los ritmos propios del
cerebro se armonizan con los de la música.
"La
capacidad de sincronizar los ritmos parece ser más un mecanismo de evolución
utilizado de manera diferente según las especies y las circunstancias",
valoró.
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