TERAPIA
PARA REDUCIR LA ANGUSTIA
La
música, medicina para el corazón
Escuchar
piezas musicales puede reducir el ritmo cardíaco y la tensión arterial
Esta
práctica, además, aminora la ansiedad en pacientes con infarto de miocardio
MADRID.-
Una melodía, un poco de ritmo y mucha armonía son los componentes de una receta
que ayuda a reducir el estrés. El uso de la música como terapia de relajación
se ha extendido a lo largo de los años en todo el mundo y sus beneficios en los
pacientes con enfermedades cardiovasculares han sido objeto de numerosos
estudios. Ahora, una revisión publicada en 'The Cochrane Library' concluye que
escuchar música puede ayudar a reducir la presión sanguínea, el ritmo cardiaco,
la frecuencia respiratoria, la ansiedad y el dolor en este tipo de pacientes.
"Normalmente,
[estos enfermos] se sienten angustiados por el diagnóstico, la hospitalización,
los procesos quirúrgicos, la incertidumbre, el temor a morir, las dudas sobre
los progresos en su recuperación, la impotencia y la pérdida de control sobre
su situación", explican los autores de la revisión.
Sergio
Manzano, cardiólogo del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, en
Murcia, explica que "ante situaciones de pánico o peligro nuestro
organismo se defiende. El sistema nervioso simpático se activa y se libera
adrenalina y noradrenalina".
Son
sustancias denominas catecolaminas, "cuya función consiste en aumentar la
frecuencia cardíaca y la presión arterial, fundamental en determinadas
situaciones para asegurar el flujo sanguíneo adecuado a los diferentes sistemas
del organismo. Lo que ocurre es que cuando se produce en exceso, puede ser
nocivo para el corazón, especialmente para las personas con problemas cardíacos
previos", expone Enrique Asín Cardiel, jefe de servicio de Cardiología del
Hospital Ramón y Cajal de Madrid y director del Instituto del Corazón de dicho
centro hospitalario.
"Sus
efectos son los responsables de que el paciente con enfermedad cardiovascular
tenga mayor riesgo de sufrir complicaciones, incluida la muerte súbita, por lo
que sería especialmente importante que el tratamiento de estas personas también
incluyera la atención a sus necesidades psicológicas", argumenta Joke
Bradt, director de la revisión.
Y es
en este punto donde la música podría desempeñar un papel relevante. Para
comprobar sus efectos sobre este tipo de pacientes, los autores de la revisión
han analizado 23 ensayos clínicos, con un total de 1.461 participantes, en los
que se comparan los resultados de un grupo de sujetos que ha recibido los
cuidados convencionales y de aquellos que, además, han escuchado música como
medida terapéutica.
"Escogimos
estudios publicados y no publicados, siempre que incluyeran individuos
aleatoriamente escogidos, contactamos con sus autores y otros expertos
relevantes, buscamos en internet para localizar centros de investigación que
hubieran abordado el uso de la música en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares...",
explican los responsables de esta investigación.
Música
clásica, country, jazz...
La
mayoría de los trabajos aplicaba una única sesión de música, de unos 30
minutos, durante la hospitalización de personas que habían sufrido un infarto
de miocardio, aquellas que habían pasado por una intervención quirúrgica y
quienes estaban en fase de rehabilitación. El 67% de los participantes era
varón y con una edad media de 63,3 años, procedentes de siete regiones
diferentes: EEUU, Canadá, Australia, Dinamarca, Alemania y Hong Kong. Todos los
ensayos utilizaron música relajante, fundamentalmente clásica, de estilo
country y jazz.
"Los
resultados de esta revisión indican que escuchar música puede ser una
intervención efectiva para reducir el ritmo cardiaco y la presión sanguínea en
personas con enfermedad cardiovascular y aminora la ansiedad en pacientes con
infarto de miocardio", concluyen los responsables de este trabajo.
"También disminuye la frecuencia respiratoria y el dolor, pero estos efectos
fueron menores y su relevancia no está clara", añaden los expertos.
"Me
consta que en algunos hospitales de Estados Unidos se utiliza la música
mientras el paciente aguarda en la sala de espera (15 minutos) antes de
someterle a un cateterismo y también durante dicha intervención. Además,
también proyectan dibujos en el techo como forma de distracción", comenta
el doctor Manzano.
Enrique
Asín Cardiel apunta que, teniendo en cuenta el efecto relajante de determinados
estilos de música, desde el punto de vista teórico, tiene resultados positivos
para la ansiedad y el corazón, pero no está demostrado en la práctica real, por
la variabilidad que comportan los ensayos realizados hasta el momento".
Estudios
con cierta parcialidad
Numerosos
estudios desarrollados con niños, enfermos de cáncer, antes y después de una
intervención quirúrgica, han demostrado que la música reduce la ansiedad y la
angustia, sin embargo "su eficacia en los pacientes con enfermedad
cardiaca requiere más investigación, ya que los ensayos que hemos analizado
eran pequeños, de una media de 50 participantes cada uno, y variaban los
estilos de música, la duración y el número de sesiones", advierte Bradt.
Por
ejemplo, un elemento diferenciador entre los ensayos consistía en que algunos
trabajaban con música seleccionada por el personal sanitario, mientras que
otros dejaban a los participantes elegir entre una propuesta previamente
valorada por dicho personal.
"Descubrimos
que escuchar música escogida por el propio paciente reducía el ritmo cardiaco
en 6,44 latidos por minuto y cuando el individuo escuchaba las piezas elegidas
por el personal clínico se reducía en 2,74", según explican los autores en
la revisión, quienes también inciden en que "ofrecer más de una sesión
musical permite interactuar con el paciente y cambiar la música según sus
preferencias, con lo que podrían obtenerse mejores resultados.
Además,
sólo dos de los trabajos analizados cuentan con la colaboración de terapeutas
entrenados en este campo, el resto utilizaron intervenciones en las que los
pacientes escuchaban música grabada en CD que les proporcionaban los
profesionales sanitarios.
"Esta
investigación inicial muestra que merece la pena descubrir cómo la música puede
ayudar a los pacientes de enfermedad cardiaca. Concretamente, sería interesante
saber más sobre los posibles beneficios de la música proporcionados por
terapeutas profesionales, que podrían diferir de los asociados a la música
grabada", señala Bradt.
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