Gadiel
y Sebastián Chicaiza, de 14 y 12 años, casi nunca necesitan ocupar sus tardes
en memorizar los conceptos que les enseñan en el plantel Lev Vygotsky. Su
madre, María Montero, atribuye a su educación musical, la capacidad que han
desarrollado para concentrarse y retener sus clases.
Al menos dos veces por
semana, el día de estos hermanos no acaba en la escuela; continúa en el
Conservatorio Franz Liszt. Así que no hacen sus deberes en casa, como la
mayoría de estudiantes. Ellos aprovechan sus ratos libres en la academia de
música para consultar en Internet, leer o completar una tarea. La madre
acompaña a sus dos hijos y a la menor, Samar, de 10, en el trajín. Van desde el
colegio en Sangolquí hasta el lugar donde aprenden música, en la calle Barón de
Carondelet, al norte de Quito. Admite que en estos días le ha preguntado a
Gadiel si podrá con su actividad extracurricular, ya que en este mes rendirá
los exámenes finales del quinquemestre. Pero él no está preocupado. Ha aprendido
a organizarse. Está en el sexto nivel de clases de piano (son ocho).
Y como sus
otros dos hijos le han demostrado que la música no les resta tiempo a la
escuela, más bien les ha proporcionado ventajas sobre sus compañeros. Aprender
a tocar el piano implica concentración para escuchar al maestro, para no perder
el compás y seguir; también para leer las partituras. Es como aprender otro
idioma -comentan- los hermanos. La música ofrece beneficios a quienes la
practican regularmente, según Richard Frackowiak, del Instituto de Neurología
de Londres. Él ha comprobado que el cuerpo calloso (conglomerado de fibras
nerviosas que conectan los hemisferios cerebrales y transfieren información de
uno a otro) es más grueso y está más desarrollado en los músicos. Por eso se
sostiene que la música incrementa las conexiones neuronales y estimula tanto el
aprendizaje, actividad principal del hemisferio izquierdo, como la creatividad,
desarrollada en el hemisferio derecho.
El cerebro crece por el entrenamiento
musical, al igual que los músculos aumentan de tamaño con el ejercicio. Se
confirmó con una resonancia magnética. En los músicos, el cerebelo, zona del
cerebro que contiene el 70% de neuronas, es un 50% más grande. Estos hallazgos
muestran que las clases de música ayudan a la creación de conexiones
neuronales, para procesar los sonidos y mejorar su sincronización durante la
práctica de un instrumento. Eso lo corrobora Evelin Romero. Ella es la maestra
de los niños de 0 a 4 años en el Franz Liszt. Asegura que sus alumnos
desarrollan la capacidad de mantenerse en una misma actividad por un período y
eso les ayuda a concentrarse más; les beneficia en la lectoescritura, pre
matemática, coordinación de una mano y otra; motricidad fina. Y además les hace
ser parte de una comunidad. Sebastián Chicaiza era tímido, pero ahora que toca
guitarra y es parte del coro se ha presentado en la Casa de la Música, el
Auditorio de las Cámaras... Así que en la escuela le va bien cuando expone
trabajos, incluso en inglés. Verónica Navas y su hija Victoria, de 2 años,
también ven en la formación musical temprana una gran puerta. Hace un año se
integraron a Music Together.
En el programa se estimula a las madres a
cantarles a sus hijos en la hora del baño, al acostarlos… En clases juegan con
instrumentos de percusión, tambores, cascabeles… Hace un año, cuando llegó, era
agresiva. Era hija única y no estaba acostumbrada a compartir. Ahora es
sociable. Una vez por semana se ve con Martín Castillo, de 2 años, y su hermano
Vinicio, de 7, quien empezó a los seis meses. Ahora estudia piano, va en
tercero de básica en el Spellman. Y tiene clases de piano los lunes, martes y
jueves. Ha aprendido a ser paciente, a respetar el turno... Vanesa Jaramillo,
madre de Yajanara y Payar, de 9 y 5 años, inscribió a sus hijos en el Franz
Liszt para que tengan formación artística.
Es el espacio en que los chicos
pueden socializar pues estudian en casa con ella y su esposo shuar. En 6 años,
que lleva el mayor en la academia, ha descubierto que la música le enseña a pensar
en el prójimo; a relajarse, a armonizarse y no ser tan racional. Punto de vista
Una opción para expandir la mente Claudia Tobar, Instituto de Enseñanza y
Aprendizaje de la USFQ. Si los maestros pusieran una canción durante una clase,
mientras sus chicos aprenden un concepto, lograrían que lo recuerden fácilmente
con una táctica. Solo deberían hacer sonar la misma pieza musical el día del
examen.
Algo parecido nos pasa cuando escuchamos una canción que nos gustaba
hace unos 10 años. Nos transportamos a otro lugar, a ese tiempo. Se ha
investigado que los cirujanos que escuchan música en el quirófano se concentran
más.
Estimular a los niños con aprendizaje de un instrumento o permitiéndoles escuchar variedad de música hace que su cerebro sea más plástico y fácilmente aprenda otras cosas también. Es como aprender otro idioma, alemán o inglés; requiere habilidad y disciplina. No olvide Para interpretar las notas musicales se usa una zona del cerebro que corresponde a otra, utilizada para leer. La música estimula circuitos que sirven para el lenguaje, mejora habilidades lingüísticas, si se tiene dislexia. En terapias para pacientes con alzhéimer se usa música, por la capacidad de evocar y memorizar.
Estimular a los niños con aprendizaje de un instrumento o permitiéndoles escuchar variedad de música hace que su cerebro sea más plástico y fácilmente aprenda otras cosas también. Es como aprender otro idioma, alemán o inglés; requiere habilidad y disciplina. No olvide Para interpretar las notas musicales se usa una zona del cerebro que corresponde a otra, utilizada para leer. La música estimula circuitos que sirven para el lenguaje, mejora habilidades lingüísticas, si se tiene dislexia. En terapias para pacientes con alzhéimer se usa música, por la capacidad de evocar y memorizar.
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