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1/25/15

La genética y el talento en la música

La genética y el talento en la música: no solo vale practicar para ser un genio


"Melodía, ritmo y armonía, combinados" Esta es la primera acepción de la Real Academia de la Lengua cuando buscas la palabra música en su diccionario. Desde un punto lingüístico es válida, pero para la gran mayoría de personas la música significa mucho más que eso. Por estos motivos, quizá sea mucho más apropiada la cuarta acepción: "arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente.

Un estilo u otro, da igual. A todos nos gusta disfrutar de esta arte en algún momento y, no nos engañemos, ¿quién no ha sentido en alguna ocasión el impulso de aprender a tocar un instrumento?
Muchos profanos en esta materia, al visionar este vídeo han sentido algo de envidia al darse cuenta de que, probablemente, nunca lleguen a tocar un instrumento tan bien como este niño.

La práctica es importante, pero no lo es todo
Tradicionalmente se ha defendido el papel de la experiencia en el aprendizaje y mejora de cualquier tipo de técnica. Una de las teorías más extendidas acerca del tiempo que se necesita para convertirse en un experto es la de las 10.000 horas y gira, precisamente, en torno a este pensamiento, el de practicar horas y horas, concretamente 10.000, para dominar a la perfección una materia.
No es necesario discutir sobre la necesidad de la práctica para poder desarrollar las virtudes de algo tan técnico como la música, pues es algo obvio. Pero también hay que señalar la importancia que tiene el talento natural y en ese campo el que juega es el papel genético.

La investigación que evidencia la importancia genética

Un reciente estudio publicado en Psychological Science, y en el que han participado las universidades suecas de Umeå y Karolinska, ha demostrado la importancia de lo genético a la hora de tener habilidades musicales.

Esta investigación, coordinada por los profesores Miriam A. Mosing, Guy Madison, Nancy L. Pedersen, Ralf Kuja-Halkola y Fredrick Ullén, se centró en las habilidades musicales que pudieran tener diferentes gemelos y para ello encuestaron a 1.211 gemelos univitelinos (aquellos que son monocigóticos) y a 1.358 bivitelinos.

A todos estos gemelos se les pregunto si tocaban un instrumento musical o practicaban canto y que hicieran una estimación de las horas que habían dedicado a ello. Según el tiempo dedicado se les agregó un coeficiente para poder realizar una comparación y acto seguido se evalúo sus habilidades mediante tres pruebas de dificultad ascendente, y que partían desde cosas más sencillas como diferenciar el tono de dos notas, hasta otras más complejas como detectar pequeñas variaciones en la melodía.

Incluso parece que la genética influye en la predisposición para el ensayo
Los resultados fueron especialmente sorprendentes porque, a diferencia de lo esperado, la experiencia musical no influyó en los resultados: No había demasiadas diferencias entre un hermano y el otro pese a las desiguales horas de práctica. Incluso, en un caso en el que un gemelo había practicado 20.228 horas más que su hermano los resultados que cosecharon ambos fueron similares.

Lo que también significó una sorpresa fue descubrir que entre las personas que más tiempo practicaban había varios rasgos genéticos coincidentes, por lo que parece posible que la motivación a la hora de tocar un instrumento o cantar pueda estar vinculada con la genética.


Esta investigación sueca no trata de decir que la práctica no sirve de nada, ya que afirmar eso sería una auténtica necedad. Pero lo que sí que pone de manifiesto es que al igual que, por ejemplo en los deportes, el talento innato y la genética condicionan enormemente los resultados finales. No nos engañemos, no todos podemos aspirar a ser un Ludovico Einaudi. De hecho, muchos de nosotros no tocaremos jamás el piano al nivel que lo hace el niño del vídeo, pero tampoco esos pequeños potenciales “Einaudis” podrán llegar a serlo si no acompañan su talento con grandes dosis de trabajo, práctica y esfuerzo.

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