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12/10/14

Tener un hijo músico

Tener un hijo músico

Tienen unas jornadas de trabajo, en ocasiones, más largas que las de los adultos. A las horas que pasan en el colegio, le tenemos que sumar las horas de clases en el conservatorio, las de práctica personal en casa, y además, tienen otras obligaciones como hacer los deberes o jugar, que para eso son niños.


Tener un músico en la familia no siempre es fácil, supone un esfuerzo muy grande para los niños, pero también para los padres que pasan muchas horas en el coche, llevándonos a audiciones, recogiéndonos para dejarnos en otro ensayo… pero en casa también es necesaria su implicación para que el alumno aproveche al máximo el tiempo y trabaje su musicalidad, dando lo mejor de sí mismo con el instrumento.

¿Por qué tiene que estudiar todos los días?

Ser músico exige un entrenamiento muscular y un trabajo físico (¡no olvidéis la importancia de calentar!). Este entrenamiento de los músculos que empleamos al tocar nuestro instrumento sólo es eficaz si se realiza de forma continua a lo largo de los días. ¿O tú eres de los que se va a hacer el Camino de Santiago sin haber salido a andar nunca antes?

Vuestros niños, a pesar de su corta edad, tienen mucho que hacer después del colegio, pero tocar todos los días su instrumento crea una unión con él, una cita y un hábito como lavarse los dientes después de comer. Al cabo del tiempo, se ha interiorizado tanto la práctica como algo habitual, que ni se plantea si hay que tocar diariamente. En ocasiones, si el niño está muy cansado, es inútil insistir, haremos una sesión de estudio express o pasaremos la sesión al día siguiente.

¿Calidad o cantidad?

En muchas ocasiones oímos por los pasillos del conservatorio o escuela de música de turno conversaciones sobre cuántas horas dedica un alumno al estudio del instrumento. Están los alumnos que estudian, o dicen estudiar, 5 horas al día: esas pobres criaturas que si no estudiaran en piloto automático verían que con menos tiempo, pero bien invertido, se logran mejores resultados. También están los alumnos que se jactan de no tocar nada en casa, pero siempre les sale todo: o tienen un gran talento, o quizás estudien más de lo que dicen. Y luego, están LOS PADRES: “mi hijo no va a llegar a nada porque sólo le dedica 50 minutos al día y el de la vecina pasa 5 horas tocando”.

Aunque es muy importante dedicar tiempo al instrumento, cada vez más según vayamos progresando, es todavía más importante hapic-timecer que esas horas o minutos que nuestro hijo dedica a estudiar, sean lo más eficaces posible al estudiar con un objetivo claro y no por sumar minutos a nuestra competición particular.

¿Y el resto de actividades?

Hay tiempo para todo. Lo demás, son excusas.

Se puede ir a inglés, equitación, pintura, ganchillo, música y no morir en el intento. Además de tener tiempo para estudiar instrumento, el colegio y hacer los deberes. Yo lo he hecho. Es todo cuestión de organizarse y saber aprovechar el tiempo. De eso nos habla la Ley de Parkinson de la administración del tiempo.

“El trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine.”

Es decir, si tengo una semana para completar una tarea, esa tarea se completará en una semana. Sin embargo, si el plazo es de 24 horas, la tarea se hará en ese tiempo, 24 horas. Pasa lo mismo a la hora de tocar en casa: si tengo toda la tarde para practicar, pasaré toda la tarde tocando la flauta. Conseguiré seguramente mejorar algo, pero no tanto como si me hubiera marcado un objetivo claro a conseguir en un tiempo concreto. Con esta gráfica lo veréis mucho más claro:


ley-de-parkinson
Si tengo sólo 30 minutos para hacer los deberes, o estudiar ese pasaje difícil, entre la clase de Lenguaje Musical y la de Orquesta, esos minutos me cundirán más porque sé que no hay otro momento para hacerlo.

El estudio del instrumento, como vemos, no queda reducido sólo a las horas de clase, la práctica en casa y el papel de los padres es fundamental para avanzar. Comienza por organizar el tiempo de trabajo en pequeños periodos, con un objetivo claro y haciendo que el niño esté implicado y sea activo. Si el niño ya no es tan niño, y es autónomo a la hora de estudiar su instrumento, no te fíes si le escuchas trabajar las escalas sin interrupción durante media hora, lo más probable es que haya puesto el piloto automático, y en verdad ¡está viendo la tele mientras mueve los dedos!

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